domingo, 3 de junio de 2007

MAURIZIO BIANCHI - M.I. Nheem Alysm




MAURIZIO BIANCHI - M.I. Nheem Alysm
(Silentes, 2005)


Extraído de la hoja interior:

"Triada decompositiva para piano reverberante y teclados 'osmotizados', concebida y creada entre el otoño de 2003 y la primavera de 2004.
Esta obra está dedicada a todos aquellos que proclaman la liberación del modesto sonido minimalista. Un agradecimiento especial a A. Cutolo por su continua asistencia técnica, y a G. Verticchio, S. Kaiser, K. Jochim, H. Kojo, N. Kasahara y D. Van Ravesteijn por su fiel apoyo emocional.
El concepto radical de "minimalismo" toma su origen del significado de este término, "minúsculo, diminuto" y sumerge sus raíces arteriales en el primitivismo instintivo de los pueblos ancestrales del área mesopotámica, descendientes directos del progenitor Shem. Su vida cotidiana se expresó con una pura y simple linealidad, y se empapó de sonidos cambiantes e incondicionales, en estrecho contacto con el permutable proceso de lo "minúsculo", y más tarde con la insaturada expresión lúcida e impulsiva del sentimiento ancestral, conectado con la inmediatez y la concreción creativa.
De un modo similar, "M.I. Nheem Alysm" continúa, de forma concisa, tranquila y disonante, la misma inmediatez y el mismo primitivismo "inferior", casi para enfatizar la inutilidad y la transitoriedad de cierto modernismo sofisticado, de una praxis académica rutinaria en búsqueda de un refinamiento aséptico, sinónimo de negación y frustración de la creatividad. Para decomponer este humilde y epidérmico análisis de lo "minúsculo", me valí de técnicas cacofónicas y fluctuantes, unidas a irradiaciones modulatorias, suministradas con delicada y estíptica inferioridad. Se puede definir "M.I. Nheem Alysm" como el mensaje introvertido de cierta espiritualidad liberadora, que gusta de ser al mismo tiempo una promulgación gratificante de esperanza y confianza, a años luz de la arrogante verbosidad de los religiosos tradicionalistas y de los alardes uniformistas de los mass-media.
Acercándose con ánimo receptivo y modestia mental, el oyente/estimador progresivo y meditativo puede captar la genuina intensidad nucleica y la cotidiana ejemplaridad experimental, de manera que pueda reencontrarse con sus propias vibraciones internas, su propia minúscula inferioridad, la recuperación de su propia y estabilizadora dimensión humana; y finalmente podrá liberarse, persuasivo y organizado, en los espacios sin contaminar del minimalismo permanente e inconformista".

Maurizio Bianchi. Agosto 2004.



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