miércoles, 11 de julio de 2007

LUKAS SCHOLLER - AT LAND




LUKAS SCHOLLER - AT LAND
(Mahorka, 2006)

En marzo de este año escribía aquí acerca de Alexandr Vatagin, un joven músico austríaco cuyo disco ‘Valeot’ me resultó un trabajo muy disfrutable. Cosas de internet, el propio Vatagin se puso en contacto conmigo para amablemente darme noticia de sus próximos proyectos y de paso invitarme a escuchar ‘At Land’, disco de Lukas Scholler, amigo suyo y compañero en las bandas Tupolev y Quartz, y al que lógicamente yo no conocía de nada. El disco en cuestión fue editado por el también desconocido netlabel búlgaro Mahorka y, pese a que me ha costado dedicarle algo de tiempo, puedo asegurar que dicha pereza no tenía ninguna justificación lógica.

En palabras de Scholler, ‘At Land’ está inspirado en el amor y en el café. Una curiosa afirmación, un tanto irrelevante atendiendo a la orientación de su música. Sea cual sea la influencia de ambos –amor y café- en ésta, la verdad es que las sensaciones que provoca este disco bien podrían ser el relax absoluto o la introspección. El álbum se abre con una brevísima intro que desemboca en “Opticplus”, un tema largo, reposado y casi estático de ‘glitch-ambient-drone’ que se mueve de forma cadenciosa y casi imperceptible, acompasado con el sonido vocal acompañante de lo que parecen lejanos aullidos o incluso mágicos cantos de sirena. El discurrir de ambos flujos sonoros resulta hipnótico y casi adormecedor, aunque más adelante la pieza se vuelve más rugosa y menos placentera por la súbita aparición de interferencias, resonancias y otros efectos digitales que, sin embargo, no alteran en exceso el sentimiento general de delicadeza y majestuosidad que transmite ese tema. Con “Negativrate”, la calma precedente da paso a la tormenta: un sólido zumbido de noise digital envuelto por un enjambre de efectos y ruidos amorfos que mutan y revolotean continuamente. Una masa de ruido agresivo pero con matices, que somete al oyente bajo esa sensación de asfixia y presión predominante. “Beksinski Remoted”, la última composición, retorna a la tranquilidad inicial a base de una encantadora mezcla de noise y ambient con glitches y efectivas melodías. Discordancia y melodía convergen con acierto junto con opacas perscusiones y pulsos discretos en agradables y profundos paisajes sonoros, con reminiscencias al trabajo de Tim Hecker así como al ambient más puro, aunque añadiéndole después elementos que, de estar hablando de vinilos y no de electrónica, bien podrían ser scratches. Elementos que, personalmente, encuentro un tanto inoportunos, pero que por fortuna se van disipando para devolver protagonismo el evocador paisaje ambient-noise del principio.

Lukas Scholler construye de manera sencilla y en veinte escasos minutos un agradecido disco de música ‘experimental’, partiendo de elementos convencionales que combina bajo su personal prisma y en el que el resultado, si bien no significa un desafío arriesgado ni ultra-original para el oyente, sí representa un ejercicio agradable, relajante y satisfactorio. (Gracias por la recomendación, Mr. Vatagin).


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