GREG HAINES - Slumber Tides
(Miasmah, 2006)
A veces uno se tropieza involuntariamente con discos que de otra forma difícilmente podrían llegar a sus oídos. Eso precisamente es lo que me sucedió no hace mucho con Greg Haines y “Slumber Tides”, su disco de debut. De cuando en cuando el consumidor de música (entiéndase consumidor en términos no peyorativos) se lanza a la búsqueda de nuevos sonidos con la intención de ampliar sus horizones musicales o simplemente para escuchar algo diferente a lo que acostumbra. En mi caso, lo que me llevó a descubrir a Haines fue tan poco romántico como teclear una entrada en google equivocadamente. Así de simple. Retrospectivamente, puedo decir con toda seguridad que ésa fue una de las equivocaciones de las que más orgulloso estoy.Viene este pequeño preámbulo al caso de “Slumber Tides”, el primer disco del jovencísimo músico inglés Greg Haines (dieciocho años contaba cuando salió), editado por los siempre recomendables Miasmah Records. Un disco que, tras un buen puñado de escuchas, se me antoja enorme. Enorme porque Haines firma un disco extremadamente personal, perfectamente construido y sin lugar a dudas de una belleza increíble.
Con apenas un par de colaboraciones (destacar la fantástica voz de Kristin Giaver) y su destreza interpretativa (violín, violonchelo, guitarra…), consigue dar forma a un disco frágil y delicado en el que los instrumentos de cuerda se dan la mano de forma natural con la electrónica -a veces austera a veces intensa-, un disco que transmite serenidad, desnudez, pero sobre todo belleza. “Submergence” comienza de forma muy tenue, con la voz cristalina de Kristin fluyendo entre el sonido afable y tranquilo, en una pieza redonda, majestuosa, de sonido casi cinematográfico. “The Tired Diary [revisited]” es otro ejemplo de composición costruida maravillosamente entre la cuerda y el silencio, que se desarrolla lentamente con tranquilidad y armonía, y se va desvaneciendo hasta desaparecer entre nuestros oídos. “Arups Gate” o la final “Caesura” sirven de nuevo como dos muestras más de composición delicada, frágil y de una aparente sencillez insultante. Electrónica apacible, adecuada instrumentación, melodías vocales y atmósferas parsimoniosas se entrelazan entre sí dando lugar a unos resultados sinceramente sobresalientes, de una sonoridad excepcional y por supuesto –y esto es lo más importante- altamente disfrutables. Lo repetiré: un disco imprescindible y desde ya entre mis favoritos del año pasado. Tengas los gustos que tengas, consíguelo.
Eso sí, que nadie trate de convencerme de que esto es música para pasar el invierno viendo caer la nieve a través de los cristales. Este disco es tan sumamente bueno que debería escucharse en cualquier momento y en cualquier parte.
Aquí otra reseña:
"Discos como éste simplemente no se dan lo suficiente; discos con la profundidad y la emoción necesaria como para sumergirte en un mundo lejano, muy distante del que habitamos cada día, y con la suficiente longevidad como para desafíarte escucha tras escucha. Ciertamente, con la actual moda de los discos de electrónica/clásica moderna, no hay precisamente escasez de música cinemática y emocional. Tenemos a Max Richter, Ryan Teague y Sylvain Chauveau portando la antorcha, pero lo que Haines ha creado es de un modo u otro más naïf, más cálido y en algunas partes incluso más visual. Aspecto interesante el de que Greg Haines es un muchacho de tan sólo dieciocho años: una edad en la que la mayoría de los músicos apenas están encontrando una personalidad, y en la que ni mucho menos están creando proyectos tan increíblemente centrados como éste y son conscientes de ello. Quizá este disco es un claro indicativo de nuestros tiempos, en los que alguien puede, con la ayuda de internet, llegar a interesarse y quedar asombrado por todo tipo de estilos de música experimental, que ya no estarán nunca más confinados a los estantes de las tiendas de discos locales. Cuando sus semejantes se estaban iniciando en el “tenebroso” mundo de la música pop, Haines ya estaba siendo enamorado por el mundo de Rune Grammofon, Kranky y Fat Cat, había dejado el instituto y emprendido un viaje por Europa, conociendo músicos y desarrollando su inspiración e imaginación. En sus viajes conoció al jefe de Miasmah Records y fundador de Deaf Center, Eric K. Skodvin, que le presentó a la cantante y colaboradora Kristin Evensen Giaver (que había aparecido recientemente en el álbum de Skodvin, “Knive”). Giaver y Haines pronto trabaron amistad y tras una serie de sesiones de grabación, su voz pasó a convertirse en parte integral del trabajo de Haines, insertándola en las densas construcciones de éste. Aparte de otras pocas colaboraciones (es notable la de Jasper TX, de Lampse), la mayoría de los instrumentos en “Slumber Tides” fueron tocados por el mismo Haines, un competente guitarrista, pianista y músico de cuerda –debido a que las composiciones se construyen y desvanecen sin esfuerzo alguno entorno al violonchelo, el violín, la voz y la sutil electrónica, es difícil quedarse con la idea de que éste es el trabajo de un músico en el comienzo de su vida creativa-. Como prueba de todo esto lo único que necesitas oír es la francamente insuperable ‘Arups Gate’, un pedazo de diez minutos de belleza etérea que comienza con marimba, glockenspiel y la voz de Kristin Evensen Giaver antes de convertirse en una emotiva sinfonía a base de capas de sonido que recuerda a las de Ligeti. Mientras la pieza va difuminándose hasta lo inaudible te va dejando completamente apabullado, despejando toda duda de que Haines se ha asegurado un lugar entre los mejores creadores de este género. “Slumber Tides” es una declaración en toda regla, expertamente esculpida, y una de las mayores sorpresas del año. No encontrarás un disco más perfecto para encerrarte en tu cuarto este invierno. De esencial adquisición."
Boomkat.
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3 comentarios:
la portada me gusta mucho.
pero de las referencias que se mentan la unica que me hace tilin es arvo part.
la musica de los basinski, richter o chauveau no termina de alcanzarme. a ver si llego a casa y le echo una oida.
hummm
no habia visto que estaba por ahi andreas tilliander. hace muchisimo que no escucho material de este tipo. el ljud recuerdo que estaba muy bien.
Vaya, no sabía que el Tilliander éste estaba detrás de Mokira...
Por cierto, acaba de sacar un disco en Type.
Escucharé ese disco que comentas.
Un saludo.
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