miércoles, 3 de enero de 2007



GNOSTIC ROCKET
“An Eulogy For History”

(Umbrella Noize Collective, 2006)

Es agradable comprobar que la bulliciosa escena noise-experimental en Canadá no deja de generar sorprendentes formaciones y artistas, sean del tipo que sean. Últimamente he podido constatar lo fructífero de este auténtico hervidero creativo con los últimos discos de algunos artistas ya consolidados, como Tim Hecker (entre los mejores del 2006) o Knurl, y puedo ratificarlo escuchando estimulantes propuestas como ésta, por parte de gente más desconocida y con menor reconocimiento, como sucede en el caso de Steve Barber (Gnostic Rocket), residente en Toronto y también parte de Evil Doers, entre otras bandas locales. No obstante, pese a la comparación, cabría delimitar una línea divisoria entre lo que Gnostic Rocket ofrece en este disco y los trabajos puramente noise de Alan Bloor (Knurl) o la investigación sonora de Tim Hecker. Y es que “An Eulogy For History” no es un disco de noise entendido como tal, sino una suerte de ambient-dub experimental que sorprende por el óptimo resultado y gana con cada escucha. Barber recrea con facilidad envolventes atmósferas minimalistas, generalmente tranquilas, casi melancólicas, gracias sobre todo al delicado y mágico uso que hace de la guitarra, la reverberación y el eco. Un claro ejemplo de ello es “Null Hypothesis”, donde la guitarra saturada de reverb te sumerge pausadamente bajo las corrientes oceánicas en un viaje calmado, lento y relajante. O “Syria, 1921”, una composición melódica, amplia, espaciosa, de acordes repetitivos sobre ecos y efectos, cuyo resultado es espléndido.

La segunda mitad del cd discurre con parsimonia entre sonidos oscilantes, voces casi robotizadas que se solapan una y otra vez sobre sí mismas, guitarras de acordes melódicos, ruidos pulsátiles y omnipresentes efectos de eco, aunque con una perspectiva y unos resultados diferentes a los del inicio del disco.

Es “An Eulogy For Hystory” un disco de escucha reconfortante, un relajado descenso a las profundidades abisales, un paseo a la más acogedora estratosfera, un viaje marciano a otras civilizaciones. Es todo eso, y probablemente cualquier otra cosa, pero a fin de cuentas es un buen disco que cumple y funciona, es breve y desde luego se digiere muy bien entre la marea de ruidismo que predomina últimamente en el reproductor.

Ahora bien, si sospechas –como yo- que esta reseña expresa con palabras menos de una décima parte de lo que transmite el sonido del disco, estás en lo cierto, y sólo me queda recomendarte que vayas aquí y descargues el disco. Después busca un sitio cómodo y tranquilo, dale al play y déjate llevar.

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