(Valeot, 2008)
En su día escribía en estas líneas acerca de 'Valeot', disco de debut de Alexandr Vatagin, un joven músico vienés que descubrí casualmente gracias al netlabel sueco Mirakelmusik. Tras buscar algo de información, resultó que además de componer para su proyecto personal también formaba parte del grupo Tupolev, que para entonces también había visto publicado su primer disco online a través del estupendo netlabel alemán 12rec. (que, por cierto, se encuentra actualmente celebrando su referencia nº 50, un fenomenal recopilatorio con temas de gran parte de sus artistas, y que puede descargarse gratuitamente y/o adquirirse en un estupendo formato digipack). Pero de aquel primer disco ya han pasado más de tres años y bastantes conciertos por centroeuropa, lo que significa que entre los Tupolev de ahora y los de aquel debut existe un gran salto cualitativo que se refleja en parte en su segundo disco, 'Memories Of Björn Bolssen'.
Por otra parte, el propio Vatagin ha puesto en marcha Valeot Records, un sello con el que dar salida tanto a sus discos y a los de Tupolev como a los de bandas amigas, y ha sido lo bastante amable y gentil como para enviarme sus dos primeras referencias (thanks, Alex!).
Tupolev está formado por Peter Holy (piano y voces), Lukas Scholler (electrónica), Paul Mohavedi (batería y guitarra) y Alexandr Vatagin (bajo y violonchello), y durante la grabación del disco han contado con la participación adicional de algún otro músico invitado (guitarras, batería, violonchello o clarinete). En lo puramente musical, este segundo disco continúa la dirección marcada por el primero, con la salvedad de que aquí es de apreciar no sólo un incremento en la capacidad interpretativa de los músicos, sino también una mayor orientación de su sonido hacia unos territorios determinados. La música de Tupolev es lenta y contemplativa, discurre con parsimonia y sin ninguna prisa, dejando largos silencios y mucho espacio. A medio camino entre el jazz, la música clásica, la improvisación y la cinemática, esas diferentes corrientes se dan la mano con frecuencia, y otras tantas avanzan por separado. Así, "Rnd2" ejemplifica la conjunción de ritmos jazz con esos retazos improvisados, donde piano, batería, violonchelo y guitarra confluyen en (a)sincronía, a veces casi sin tocarse, en una pieza pausada, casi anárquica pero hermosa. O en "Nothing's Gonna Happen", jazzy y muy desnuda, donde el cálido sonido del violonchelo abraza y arropa al solitario piano, elemento central a lo largo de casi todo el disco. Sin embargo, ambas piezas acusan quizá la misma carencia: la incapacidad para alcanzar nunca un punto culminante, el clímax de la canción. La música aparece, crece la tensión, pero nunca termina por estallar, sino que se apacigua o se va difuminando hasta desaparecer.
En otros casos, los cortes presentan un enfoque más clásico, como la extraña y por momentos vacía "A Scale Of Gaps", o el caso de "Mohavedi", una preciosa composición de cadencia muy tranquila y apacible, que invita al desahogo y la despreocupación y que parece exclusivamente orientada a que nos dejemos llevar mecidos por la música. Finalmente, destacar "Garlic" como una de las composiciones más acertadas y con un desarrollo más satisfactorio. Sin la intervención del piano, es quizás la más minimalista y emotiva de todo el disco. Con la magnífica aportación al violonchelo de Arnold Haberl, arreglos de clarinete y un sutil acompañamiento electrónico, "Garlic" es melancólica, delicada y muy hermosa. Una muestra definitiva del gran potencial que tiene esta banda. 'Memories Of Björn Bolssen' es un segundo disco notable. Donde su ep homónimo pecaba a veces de inocencia y algo de amateurismo, éste muestra a un conjunto de músicos mejor compenetrados y con una propuesta más firme. Se le puede achacar, como decía antes, cierta falta de concreción en algunos temas, que pierden efectividad debido a ese transcurrir disperso y en ocasiones poco centrado. Una mayor concisión en el hilo estructural de las canciones y quizá un piano menos "desperdigado" redundarían en beneficio de composiciones más sólidas, que soporten mejor la prueba del tiempo. Una vez solventen esos pequeños detalles, no sólo serán capaces de crear piezas melancólicas y emocionantes como éstas, sino que con toda seguridad serán también memorables.
Tupolev, Cafe Prueckel, Viena (enero 2008)
myspace
tupolev
valeot records
12rec.
①
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Por otra parte, el propio Vatagin ha puesto en marcha Valeot Records, un sello con el que dar salida tanto a sus discos y a los de Tupolev como a los de bandas amigas, y ha sido lo bastante amable y gentil como para enviarme sus dos primeras referencias (thanks, Alex!).
Tupolev está formado por Peter Holy (piano y voces), Lukas Scholler (electrónica), Paul Mohavedi (batería y guitarra) y Alexandr Vatagin (bajo y violonchello), y durante la grabación del disco han contado con la participación adicional de algún otro músico invitado (guitarras, batería, violonchello o clarinete). En lo puramente musical, este segundo disco continúa la dirección marcada por el primero, con la salvedad de que aquí es de apreciar no sólo un incremento en la capacidad interpretativa de los músicos, sino también una mayor orientación de su sonido hacia unos territorios determinados. La música de Tupolev es lenta y contemplativa, discurre con parsimonia y sin ninguna prisa, dejando largos silencios y mucho espacio. A medio camino entre el jazz, la música clásica, la improvisación y la cinemática, esas diferentes corrientes se dan la mano con frecuencia, y otras tantas avanzan por separado. Así, "Rnd2" ejemplifica la conjunción de ritmos jazz con esos retazos improvisados, donde piano, batería, violonchelo y guitarra confluyen en (a)sincronía, a veces casi sin tocarse, en una pieza pausada, casi anárquica pero hermosa. O en "Nothing's Gonna Happen", jazzy y muy desnuda, donde el cálido sonido del violonchelo abraza y arropa al solitario piano, elemento central a lo largo de casi todo el disco. Sin embargo, ambas piezas acusan quizá la misma carencia: la incapacidad para alcanzar nunca un punto culminante, el clímax de la canción. La música aparece, crece la tensión, pero nunca termina por estallar, sino que se apacigua o se va difuminando hasta desaparecer.
En otros casos, los cortes presentan un enfoque más clásico, como la extraña y por momentos vacía "A Scale Of Gaps", o el caso de "Mohavedi", una preciosa composición de cadencia muy tranquila y apacible, que invita al desahogo y la despreocupación y que parece exclusivamente orientada a que nos dejemos llevar mecidos por la música. Finalmente, destacar "Garlic" como una de las composiciones más acertadas y con un desarrollo más satisfactorio. Sin la intervención del piano, es quizás la más minimalista y emotiva de todo el disco. Con la magnífica aportación al violonchelo de Arnold Haberl, arreglos de clarinete y un sutil acompañamiento electrónico, "Garlic" es melancólica, delicada y muy hermosa. Una muestra definitiva del gran potencial que tiene esta banda. 'Memories Of Björn Bolssen' es un segundo disco notable. Donde su ep homónimo pecaba a veces de inocencia y algo de amateurismo, éste muestra a un conjunto de músicos mejor compenetrados y con una propuesta más firme. Se le puede achacar, como decía antes, cierta falta de concreción en algunos temas, que pierden efectividad debido a ese transcurrir disperso y en ocasiones poco centrado. Una mayor concisión en el hilo estructural de las canciones y quizá un piano menos "desperdigado" redundarían en beneficio de composiciones más sólidas, que soporten mejor la prueba del tiempo. Una vez solventen esos pequeños detalles, no sólo serán capaces de crear piezas melancólicas y emocionantes como éstas, sino que con toda seguridad serán también memorables.
Tupolev, Cafe Prueckel, Viena (enero 2008)
myspace
tupolev
valeot records
12rec.
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2 comentarios:
precioso!!
Felicitaciones por el cambio de formato del blog,y por acercarnos la existencia de este intersante proyecto. Espero que las vacaciones se hallan pasado bien. Saludos
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