(Rune Grammofon, 2003)
Sin embargo no hay en absoluto huellas de amateurismo en este trabajo. Por el contrario, sería lo justo resaltar su seriedad -bien entendida- y sus virtudes. En primer lugar, destaca el enorme despliegue instrumental empleado, con un acompañamiento de orquesta de hasta nueve músicos, dirigidos por El Grande, que además también se encarga de las guitarras, el arpa y los sintetizadores. En segundo lugar, la exquisita composición de las canciones y la capacidad de los intérpretes: difícilmente se puede señalar aquí ni un solo tema flojo. Cada uno está perfectamente rematado hasta el más mínimo detalle, arropados por la siempre acertada presencia de xilófonos, vientos, percusiones y otros tantos.
¿Y qué hay de la música en sí? Pues ni más ni menos que una especie de prog-rock actual con el ojo puesto tres décadas atrás, sumamente encantador y atractivo, con guiños a la música tropical y principalmente a la música de cine, logrando un conjunto hermoso, natural y cohesionado, vivo y en creciente tensión. Una pequeña obra de arte, de la que de veras es difícil no enamorarse, que merecidamente recibió una gran acogida el día de su publicación, lo que le sirvió de justo reclamo. Por tanto, no queda más remedio que estar atentos al próximo disco con The Luxury Orchestra, que debería salir en octubre y que promete ser otra agradable sorpresa. Lo esperamos con los brazos abiertos.
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