(Roil Noise Offensive, Smell The Stench, 2006)
Como viene siendo habitual con la mayoría de las ediciones de Roil Noise (esta vez publicado a medias con Smell The Stench), descargué este disco de su propia web al azar, por mera curiosidad. El nombre raro y lo inexpresivo del título sin duda tuvieron algo que ver. No mucho más puesto que la información disponible en google sobre Gonroise es prácticamente inexistente. Sea como sea, acerté.
Al parecer, Gonroise (deformación del nombre de pila de su joven autor y único componente) nace como proyecto en 2004, en la ciudad israelí de Hadera. Hecho éste más extraño aún porque si bien no son pocas las formaciones similares procedentes de Israel, sí se cuentan con una mano las que han conseguido no ya salir del anonimato, sino conseguir algo de difusión fuera de sus herméticas fronteras.
En cuanto a la música, “585” no es exactamente lo que se podría esperar de un disco procedente de RNO, o al menos, no lo que estoy acostumbrado a escuchar por su parte. Menos aún cuando se escucha la intro del álbum, marcada por un tono áspero plagado de blips y sonidos marcianos que descolocan un poco. Lo que viene después sí define tajante y sintéticamente el ánimo, el color y la identidad sonora del disco.
Aunque se señala como principal influencia a algunos artistas noise (inevitables Merzbow o Prurient…), ciertamente se percibe más fácilmente la de Whitehouse, Genocide Organ, Grey Wolves o Wolf Eyes. Al margen de todo ello, “585” es un disco moderadamente original, satisfactorio y sin pegas. Oscilando siempre en una tierra de nadie entre la tormenta sonora y el ruido industrializado, la sensación clara, concisa y devastadora que deja su escucha es desapacible, incómoda y siempre opresiva.
A base de distorsión, chirridos estruendosos, voces deformadas -o monstruosamente enloquecidas- y ruido de metales se transmite un estado desasosegante, siniestro y permanentemente inquietante. El abrupto noise oscuro y metálico se disipa a veces en oleadas de lo que podríamos denominar como noise-ambient hipnótico y otras, las más frecuentes, en escenificaciones desoladoras de lo que con facilidad podría pasar por banda sonora para una película apocalíptica de ciencia-ficción futurista, donde la vertiente más industrial y metálica lo absorbe todo para vomitar un panorama tétrico y fantasmal, siempre asfixiante y brutal.
Lo dicen en RNO y no exageran: “Close your eyes and dive into this painful journey of the second Beit Hamkidash destruction. Hear the massacre, feel the pain and watch the extinction”. Desolador.
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