(Touch, 2006)
El año pasado el sello británico Touch celebraba los veinticinco años de existencia. Un proyecto que concebirían Jon Wozencroft, Mike Harding y Andrew McKenzie (The Hafler Trio) en 1981 y que se materializaría un año después con la publicación de su primer casete-magacine (‘Feature Mist’). Desde entonces ha pasado bastante tiempo y Touch se ha ganado una reputación envidiable a base de editar discos que desafiaran en todo momento las concepciones preestablecidas acerca de lo que debía ser la música electrónica/experimental, no sólo en el aspecto sonoro sino también en el visual. Sin embargo, y debido a que el que escribe esto comparte edad con la veterana discográfica, no fue hasta hace unos pocos años que pude descubrirla (a través del “+ Fourteen Seven Degrees 56’37’’ – Sixteen Degrees 51’08’’” de Fennesz). Desde entonces, no han sido pocos los discos publicados por Touch que he podido escuchar y disfrutar. Discos que probablemente hayan contribuido en gran medida a ensanchar los oídos de mucha gente y a modificar su aproximación a la música electrónica.
En “Touch 25”, de diseño y presentación exquisitos, aparecen todos y cada uno de los artistas que han dado forma a la más reciente filosofía audiovisual de Touch Records en sus distintas vertientes: desde la grabación de campo (BJ Nilsen, Biosphere, Jacob Kirkegaard, Chris Watson…) a la electrónica abstracta y minimalista (Ryoji Ikeda, Peter Rehberg), el ruido entrecortado y robótico de Pan Sonic o la manipulación de vinilos y viejos giradiscos de Philip Jeck. Por medio, experimentos hablados (Bruce Gilbert), el primitivismo percusivo de Mother Tongue y extraordinarias composiciones que por sí solas valen su peso en oro: la tensa, cruda y opresiva excursión de guitarras (¿o es un bajo?) de Oren Ambarchi, la sobresaliente y majestuosa composición de Jóhann Jóhannsson, extremadamente densa y profunda. El sonido característico, atmosférico y siempre luminoso de Fennesz o las piezas tranquilas, evocadoras y melancólicas de Rafael Toral, Rosy Parlane o Mark Van Hoen. Todas ellas forman un variadísimo abanico de sonidos, muy distintos en la forma pero no tanto en el fondo. Diferentes aproximaciones a un mismo punto de vista inquieto y definitivamente vanguardista. Seguramente "Touch 25" no sea el mejor disco para iniciarse en este fascinante sello, pero como escaparate de lo que hay dentro es un notable primer paso. Por lo demás, álbum para nostálgicos y coleccionistas.
2 comentarios:
hola engrudo, siempre me olvido de pasar por aquí y la verdad es que me encanta tu blog
Se agradece el comentario, Ana. Hago lo que puedo aunque con mucha menos frecuencia de la que me gustaría.
Un saludo.
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